Las Tres Cruces de Jacagua. |
Por Tony Rodríguez
Especial/MI LENTE
SANTIAGO, RD.-Cuando los españoles autorizados por Frey Nicolás de Ovando comenzaron a ocupar los primeros solares y a fundar los primeros hatos del segundo asiento oficial de la Villa de Santiago, el lugar ya tenía nombre.
Los taínos llamaban Jacagua al río y a la comunidad esparcida en el lado norte intramontano, casi al pié del Pico que más adelante fue nombrado en homenaje a Diego de Ocampo, el esclavo rebelde.
Corría el año 1504, Ovando era el sucesor de Francisco de Bobadilla en la Gobernación de la Isla. En su accionar fue rudo en perjuicio de los aborígenes y de los españoles que intentaban desconocer las órdenes de la Corona.
Con Ovando se inauguró el proyecto de ocupación total del territorio de La Española. Fueron 7 años de intenso desarrollo estructural y de una colonia bajo control total de los reyes católicos.
Se fundaron 10 nuevas villas o ciudades, todas dirigidas por autoridades europeas, doblando por completo el pulso a los aborígenes.
Ovando fue pacificador de rebeldes, atribuyéndose la orden de ahorcar a Anacaona, lideresa en la región sur, lo mismo que extermimar y someter a duros castigos a rebeldes de Higuey y El Seibo.
El diseño del nuevo asentamiento de Santiago seguía el patrón romano, tres cruces en la entrada del pueblo, en la manzana principal una iglesia y el edificio del cabildo, en derredor las casas de los de mayor arraigo ante los gobernantes de turno y más atrás los ciudadanos comunes. Al final del caserío, el cementerio. Véase como referencia la Villa de Jánico, fundada por Cristóbal Colón 1494, en su entrada tiene las tres cruces y al final del pueblo está el cementerio.
En Jacagua (Santiago Viejo), como en otras ciudades, se trazaron calles anchas y rectas con vías perpendiculares como era tendencia en Europa para la época.
Así fue que al llegar los ovandistas, colocaron en la nueva Villa Santiago de los Caballeros, las tres cruces que identificaban a las comunidades cristianas, evocando la tradición de Constantino I, primer emperador romano convertido al cristianismo.
Se cree que la mundanza de sus asentamientos originales, tanto de Santo Domingo como de Santiago, fue para darles preeminencia a los ovandistas.
Aunque no se tiene el dato preciso del momento de instalación de las tres cruces de Jacagua, se da como cierto el que fue con la mudanza de la Villa de Santiago en 1504, que se procedió a sembrar las cruces de simbología cristiana.
Lo mismo que fue en el caserío de Jacagua donde se recibió en 1508 el Escudo Real, con el que el rey Fernando oficializaba la Villa de Santiago de los Caballeros.
A cada asentamiento español se le asignó un escudo real.
Las nuevas ciudades fueron Compostela de Azua, Santa María de la Vera Paz (Fort Liberté en Haití), Santa Cruz de Aycayagua (El Seibo), Puerto Plata, Cotuí.
También Salvaleón de Higúey, Salva Tierra de la Sabana (Les Cayes en Haití), San Juan de la Maguana, Puerto Real, Lares de Guahaba y Santa María de la Yaguana.
En Jacagua, como en toda la isla, la extinción de los aborígenes ocurrió en un corto período, no solo por el forzoso trabajo al que los sometían los españoles, sino por las bacterias y virus que propagaron los colonizadores y a los que los taínos no eran inmunes.
La esclavitud indígena se llevó a cabo en Jacagua y en toda la Isla en tiempos de Ovando, las encomiendas o programa de repartición de indígenas también, la incursión de esclavos traídos de África tuvo lugar en estos predios, porque Santiago de los Caballeros (puesto en Jacagua 1504-1562) fue escenario de principalía en todos los acontecimientos que marcaron el discurrir histórico de la Era Colonial americana.
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