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martes, 19 de enero de 2021

Los peligrosos turistas rebeldes de la pandemia mundial

Foto: sergeychayko/123rf

Por Frank Martin/MI LENTE

Turistas demasiado audaces que olvidan hasta cuidar su propia salud han pasado de ser una preocupación menor para algunos destinos del mundo para convertirse en una amenaza pública.

Tales vacacionistas rebeldes capaces de lanzarse a una piscina desde sus habitaciones altas o tomar un baño en el mar un día de gran tormenta, ahora podrían optar, por ejemplo, por no usar la mascarilla en el rostro para evitar el contagio con la COvid-19 o propagarlo.

La nueva estirpe de “dare devils” ya son un gran riesgo durante las aperturas cautelosas turísticas por el mundo aún en medio de la pandemia.

Un reportaje de la televisora CNN contó recientemente la historia de una estudiante estadounidense quien fue encarcelada durante dos meses en las Islas Caimán.

La joven decidió que en lugar de estar en cuarentena durante dos semanas en su hotel como la ley  la obligaba  salió dos días después de iniciar el confinamiento  para asistir a un torneo de esquí acuático en el que competía su novio.

Otro incidente lo causó una modelo británica y su novio cuando cumplían con cuarentenas en su hotel de cuatro estrellas en Barbados durante cinco días en espera de  realizar una segunda prueba de PCR, como se requiere para los viajeros de países de alto riesgo.

Cuando la segunda prueba de uno de los dos dio positivo decidieron no enfrentar la  nueva cuarentena  sino que corrieron al aeropuerto para retornar a casa.

Estas historias parecen repetirse cuando países cuyas economías dependen del turismo inician reaperturas muy cuidadosas que necesitan de la actuación muy positiva y atenta de los clientes.

Destinos turísticos alrededor del mundo están aplicando las medidas más estudiadas posibles para no perturbar las vacaciones del turista.

Pero al mismo tiempo están aplicando multas y sanciones, entre estas algunas judiciales.

Una violación de cuarentena en las condiciones actuales de pandemia mundial no es ciertamente comparable a lanzarse a una piscina de un hotel desde el tercer piso.

El riesgo que esparce una persona contagiada con la Covid-19  a causa de una conducta irresponsable puede ser exponencial y  es comparable a un crimen, según un analista consultado por TTC

El especialista, un doctor en Medicina dedicado al sector turístico en una isla del Caribe consideró que tal conducta puede poner en riesgo no solo a grupos de personas sino también paralizar a una localidad, o  a toda una nación, turística.

“Siempre que a las personas se les presenta un escenario extremadamente aterrador, investigaciones anteriores han demostrado que se desconectan”, dijo a CNN el psicólogo clínico Bhavna Jani-Negandhi, quien cree que las advertencias sanitarias deben estar en un “nivel óptimo para que la gente se dé cuenta”.

Una norma totalmente aceptada por los expertos para estos tiempos de pandemia es que debe ser severo y adecuado el nivel de las regulaciones para proteger a la población local.

No es posible andar por las ramas, advirtió uno de ellos.

Las medidas que ya se han tomado prohíben arribos a los destinos turísticos de personas procedentes de países muy afectados por la Covid-19.

Una vez en los países que visitan, los viajeros deben guardar una conducta disciplinada imprescindible. Eso también se aplica a las personas con las cuales se encuentren.

“Antes de la pandemia mundial los turistas podían jactarse de ser descuidados e indiferentes. Ahora esto no es posible a causa del terrible coronavirus cuya derrota puede demorar”, explicó uno de ellos.

TTC

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