Por Rubén Moreta/MI LENTE
La denominación alimenticia de asopado, vocablo que ha sido corrompido en “asopao”, es un plato tradicional de San Juan de la Maguana y pueblos del sur.
El asopado es un apetecible invento de las madres en condición de pobreza, y consiste en una cocción caldosa del arroz, mezclado especialmente con víveres (tubérculos) de color blanco, muy especialmente ñame, yuca y/o papas.
En San Juan de la Maguana, era común el consumo de asopaos durante los períodos prolongados de lluvia muy comunes en los años setenta y ochenta, que los comarcanos denominaban “norte”. Esas precipitaciones hidrométricas se hacían interminables, especialmente en mayo, que sabía transcurrir pródigo, lloviendo cada uno de sus días con sus noches.
El sol “no salía” algunos días por tantas lluvias. Para encarar las bajas temperaturas de esos días húmedos, las madres elaboraban el asopao o cualquier otro caldo para servirse caliente (sopa o sancocho).
En los campos y barrios sanjuaneros, el asopao inicialmente no contenía carne. Luego este plato fue evolucionando, agregándosele trozos proteínicos de pollo, res o chuleta.
El Asopao dejo de ser el alimento de las capas bajas y pasó a ser consumido en todas las clases sociales, especialmente en ocasiones lúdicas de encuentros familiares o reuniones de amigos.
Para elaborar y comer “asopao” no se respeta horario. Cae bien como almuerzo o cena en la noche. Los noctámbulos se engullen su asopado en la madrugada o a media mañana, después de una dinámica ingesta etílica el día anterior.
Hoy el asopao se consume esporádicamente sábado, domingo o día feriado, donde la familia está reunida, y algunos de los miembros de mayor edad, propone: “vamos a hacer un asopao para recordar los viejos tiempos”.
El asopao mantiene su característica de no contener “víveres de mancha” (plátano, guineo o rulo). Siempre yuca, ñame o papa.
Este plato más que un alimento, fue una tecnología inventada por la inteligencia de las madres, cuando la pobreza castigaba la economía hogareña.
Finalmente, sugiero a las madres jóvenes hacer este plato para el conocimiento y disfrute de sus hijos, para que no desaparezca de la gastronomía local. Igualmente, que los restaurantes locales lo oferten en su menú.
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